viernes, enero 11, 2008

La despedida

Esto que compartire con uds.(bueno el weon que quiera leerlo) es lo que le paso a mi viejo, la diferencia es que esta escrito a traves de su punto de vista....


Es un día como tantos otros, es jueves 8 de abril del 2004, el teléfono suena y sin pensar lo que me esperaba, mi madre me da la noticia más dolorosa que he sentido, mi padrino se encuentra grave en el Hospital de la Universidad de Chile.

Esas palabras calaron profundo en mi corazón que sentí que me herían, y sin poder demostrar ninguna forma de expresión, ya que me encontraba en clases de historia, ¿qué clase? ya escuchaba a lo lejos las palabras que decía mi profesor, pero nunca supe que dijo, porque solo quedaba el sonido de la voz de mi madre cuando me daba la triste noticia.

No supe como contener las lagrimas, se caían solas, sin parar, mis compañeros se preguntaban el porque, pero no se atrevían a preguntar, mi dolor lo exprese en silencio, pero el siempre se dio cuenta que me pasaba algo.

Mi amigo no aguanto verme llorar y sin más, preguntó, pero no con las palabras de siempre, solo estiro su mano y me abrazo y supo que mi dolor era parte de él y pudo entender que las palabras sobraban en ese momento, solo espero.

Ya más tranquila pude decir lo que pasaba y él se unió a mi dolor como si fuéramos solo uno.

Que días más tristes vendrán uno tras otro, cada uno con esos altos y bajo, recuerdo cuando llegue al hospital era tan grande el miedo a saber que ya no estaría con nosotros, pero grande fue mi sorpresa al ver a todas esas personas, que en sus caras reflejaban una alegría tal vez un poco morbosa por la situación que se vivía en ese momento, porque él aun estaba con nosotros y nos daba una esperanza.

Días tras días, fueron pasando, tuvimos nuestra propia vía-crusis, él estaba y se nos iba, pero al segundo volvía con nosotros, se negaba irse luchaba con todas sus fuerzas minuto a minuto, hora a hora, y día a día y nos dejaba un estela de esperanza.

No se que era más triste y doloroso el saber que él estaba en agonía, luchando por vivir o ella, mi tía con sus ojitos siempre llenos de lagrimas al borde de reventar en llanto, o con una sonrisa que nos daba aliento y esperanza que él se recuperaría, o todos nosotros, sus hijos, sus hermanos, sus ahijados, sus amigos, sus sobrinos en fin todas esas personas, que distintas emociones reflejaban en sus caras, pero creo que todos coincidieron en ese mismo reflejo de esperanza y pena a la vez.

Que dolor tan profundo y ninguno tenía la palabra para poder sanar ese dolor, solo mi tío podía calmarnos el dolor, cada vez que entrábamos a verlo y salíamos con esa esperanza que se sanaba.

Fueron cuatros días de tristeza, dolor y alegría, si alegría, porque nunca dejamos de pensar que él estaba con nosotros, cada vez que entrábamos a verlo su rostro nos decía que tuviéramos esperanza, porque con su tranquilidad y paz reflejada nos daba aliento para seguir en esta espera tan larga y corta a la vez.

Que pena sentí cuando llego el momento de tener que ir a despedirme de él, nunca olvidaré el lunes 12 de abril a las 16:00 hrs. cuando mi madre me esperaba en la puerta de la U.T.I y al ver su cara, por más que trataba de tener la cara de siempre, llena de alegría, supe con solo ver sus ojos que era el momento de la despedida, cómo hacerlo si él estaba vivo?, como decir adiós a alguien que tiene vida, pero que sabes que se va a ir en cualquier momento y que te preguntas ¿él sabrá que se esta hiendo del lado de nosotros?

Que pena se siente y que cantidad de lágrimas uno logra bajar, tanto cuando nace o muere nuestros ojos reflejan la pena o la alegría llorando; pero ese día al entrar sola a despedirme.., pero que irónica es la vida, ¿no lo creen?, como uno se despide de alguien que esta durmiendo y sabemos que no nos puede escuchar, pero si nos puede sentir, ¿cómo? no se.

Que difícil es decir adiós, a alguien que duerme tranquilamente y que si uno lo miraba, no tenía dolor, solo tenía paz en su rostro, tranquilidad, serenidad y sobre todo resignación, parecía que él nos estaba dando fuerza para soportar su partida, lo contrario era que nosotros teníamos que ser fuertes, pero no, ahí estaba él, imponente con su figura inmensa, siempre un gran señor, tranquilo, brindándonos su serenidad y diciéndonos, que todo estaba bien.

Que corta y larga fue la espera de su ida, salían y entraban a despedirse de él, pero nadie decía nada, solo nuestras miradas decían cuanta pena teníamos de esta perdida que era próxima.

Llego el momento, poco a poco se empezó a apagar su corazón, sus latidos cada vez se hacían más lentos, y más lentos, igual como cuando se paga la mecha de una vela, pero lo más hermoso fue su rostro que siempre tranquilo, nos reflejo una paz interna que solo una persona que este en paz con uno mismo y con dios puede tener esa serenidad.

Se fue poco a poco a poco, su vida se apago y nos dejo una hermosa sonrisa de despedida.

Ya más tranquilos y resignados, viene la parte dolorosa, quién lo viste?, quién lo acuesta en su cajón?, quién hace todos esos papeleos, igual con dolor, con pena, el corazón se endurece y hay que salir adelante y demostrar que la vida sigue igual.

Ya en el velatorio todos más tranquilos y él en su lugar de reposo, todos empiezan a llegar, pero que mejor recuerdo que poner su foto, con esa sonrisa inigualable, que daba escalofrió verlo parecía tan real, tal como era él, sentimientos muchos hubieron cuando entraban a verlo, las caras de sorpresa y asombro al verlo en la foto tan feliz y tranquilo, impresiono a todos, no quedo nadie ajeno a ese recuerdo, quien entraba, su sorpresa y emociones reflejaban en su rostro.

Aquel hombre grande e imponente solo en una foto estaba y nos llenaba de emociones y recuerdo nos dejaba de su corta vida, fueron tan solo 48 años que estuvo con nosotros.

Llego la noche y hubo que irse, fue extraño, dejar a mi tío solo o tal vez extraño fue que él nos dejara solas a nosotras, pero en fin la vida sigue y al otro día había que despedirse de él.

Triste día nublado amaneciste, como si supieras que en una despedida llenarías de recuerdo en este día martes 13 de abril de 2004.

Me fui con mi madre y mis hermanas a la despedida final, porque todas sabíamos que después de ese día ya no había más ningún tío con quien reír.

Que largo camino fue hasta llegar al cementerio, nadie conversaba todos pensábamos a donde íbamos, paramos el auto y compramos flores y muy preocupada por la reacción de mi hermana chica, sería la primera vez que estaba frente a la muerte.

Cuando llegamos, era todo tan tranquilo y feliz porque a pesar de haber mucho dolor se sentía una felicidad, como si él nos estuviera apoyando con este sufrimiento.

Es increíble las expresiones de dolor que pueden demostrar las personas, todos expresamos de diferentes maneras el dolor, pero en este momento nos unimos y lo hacemos de una forma, llorando.

Recuerdo como mi hermana menor sufrió aquel día, estaba tan triste que en su carita no sabia como decir cual grande era su dolor, lloraba con una pena, como si no fuera a terminar nunca, que al escucharla mi corazón se desgarraban de dolor.

Llego el momento de a dejarlo a su nuevo hogar, en donde nosotras no estábamos contempladas.

Todos se despidieron, algunos dijeron cosas bellas, otras recordaron momentos vividos juntos a él, otros no hacían más que llorar, otros a lo lejo observaban, como mi madre que siendo tan amiga, durante tantos años, esos 26 años que estuvieron juntos en los buenos y malos momentos pero siempre juntos, no quiso estar tan cerca de él, mi madre decidió solo ser una más del montón, nunca me explicare, porque mi madre solo quiso ser una observadora y no una participe junto a su gran amiga mi tía y sus hijos.

En su cara se reflejaba alegría y tristeza que no se puede explicar, solo se que cada vez que se miraban mi tía y mi madre, había esa complicidad, unión, y sobre todo hermandad, que solo con años de amistad se puede lograr tener.

Se fue, pero no solo, se estuvo con el cuando se llega y se va de esta vida.

Han pasado los días desde su partida y el recuerdo persiste, y su presencia aún existe, pienso que llegará con mi tía, pero no es a sí, solo en mi mente su recuero esta y en mi corazón su alegría llevare.

2 comentarios:

Jointafari dijo...

Fuerza no má compadre...el recuerdo persistirá por siempre, y será un buen recuerdo

Anónimo dijo...

que lindo lo que escribieron, asumo que fue la Vicky, pero sea quien sea es completamente cierto lo que se dice, cada sentimiento, cada imagne que traia a mi mente esas palabras demostraron exactamente lo que fue ese dia, incluso esa sonrisa que todos llevabamos.